Fundamento del nombre

La casita del árbol: el porque del nombre de la fundación

Al poco tiempo de enterarme del embarazo de mi hijo, ya comencé a soñar y proyectar como iba a hacer nuestra vida con él. Así, entre las cosas que me imaginaba, lo podía “ver” correr por el jardín de mi casa y entrar a una casita del árbol.

Comencé a ver por Internet los distintos modelos y a guardar las fotos de las que más me gustaban. Eran casas bien grandes, ubicadas en un hermoso y añoso árbol de mi casa, a las que se accedía por intermedio de escaleras y se bajaba por un tobogán, tenía un cuarto, cocinita y hasta una pequeña sala de juegos. Pensaba en lo feliz que mi hijo sería jugando allí, y en lo feliz que sería yo también al armar su casita y ocuparme de cada detalle.

Mi hijo nació y comencé a advertir desde muy pequeño que no era “igual” al resto de los bebés de su misma edad. Sentía adentro de mi corazón que algo no estaba “bien” en él. Así comencé a realizar múltiples consultas médicas sin obtener ninguna respuesta satisfactoria a todos mis interrogantes.

Por ello, decidimos emprender viaje a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde realizaríamos consultas y evaluaciones en Fleni, que fue el primer faro de luz en tanta oscuridad.

Comenzamos en la búsqueda de su diagnostico y mejores tratamientos para su rehabilitación, dentro y fuera de la provincia. Debo decir que en este camino encontré y conocí muchísima gente de un corazón noble, dispuesta a dar todo para vernos mejor. Pero también debo decir que durante mucho tiempo fuimos “victimas” del sistema que impone las obras sociales y empresas de medicina prepaga, de nuestra propia ignorancia y desconocimiento en la materia.

Recuerdo que en un viaje de rehabilitación de mi niño, comencé a escuchar sobre la existencia de una ley de protección integral de las personas con discapacidad. Soy abogada hace ya 12 años y jamás había escuchado sobre esa ley. Claro, la discapacidad no había tocado mi puerta.

¿Ley? ¿de protección integral a las personas con discapacidad? Sonaba lógico en un estado de derecho constitucional parte integrante de tantas convenciones y tratados internacionales sobre los derechos humanos. Y así comencé a investigar y a estudiar sobre la materia con dos grandes profesores Dres. Pablo Rosales y María Inés Bianco.

A medida que estudiaba y conocía más sobre el tema, descubría que mi hijo venía siendo víctima del avasallamiento de uno de sus derechos más preciado: el derecho a la salud. El conocimiento me empoderó y emprendí la lucha por los derechos de mi niño. Luego de interponer múltiples reclamos y una acción de amparo hoy mi hijo cuenta con una verdadera cobertura integral, con montos actualizados en base a los nomencladores nacionales y sin mayores problemas. Lo/as que tenemos un familiar con discapacidad y debemos batallar a diario con las obras sociales y empresas de medicina prepaga, sabemos que esto es mucho, muchísimo, que significa nada mas y nada menos que allanarnos el camino y hacernos las cosas mas fáciles. ¡Cuanto lo valoramos, cuanto lo apreciamos y cuanto nos alegramos cuando nos llegan las autorizaciones o nos reintegran una prestación!.

Cuando comenzó mi lucha para que esa empresa de medicina prepaga cumpla con las prestaciones que establece la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y la Ley de Protección Integral de las personas con discapacidad, le prometí a mi hijo que todo esto iba a trascender.

Por eso decidí darle a mi hijo -y a todas las personas que hayan atravesado o estén atravesando- su “casita del árbol”, que no es una casa tradicional, ni como yo la soñe ni pensé cuando él estaba dentro de mí, pero es una casa construída con el amor de mamás y papás, para albergar a toda la gente que lo desee… y abrazarlos…hasta llevarles la tranquilidad que tanto buscan.

Por Santiago, Santino, Mateo, Martín, Martina, Valentina, Thiago, Solana, Salvador, Fausto, Bautista, Nicolás, Juan Cruz, Francisco, Gonzalo, Benjamín, Marcelo, Manuel, Ayra, Fabricio, Rodrigo, Bruno, y todos los niños, jóvenes y adultos con discapacidad que pasaron por mi vida y que tanto quiero….Les presento la casita del árbol

 

 

María Carolina Agüero

Socia fundadora

Presidente Fundación La casita del arbol